Para eliminar o controlar la ira, recuerde siempre que ésta es solo una consecuencia de un mal momento de la vida y que puede hacerlo pensar en forma irracional. Así que trate de olvidar su enojo y de pensar lo más equilibradamente posible.
Recuerde que la ira también es una consecuencia por no recibir la conciliación o la solución de un problema cuando se está enojado. Por lo tanto intente encontrar la mediación entre las dos partes, sin que su enojo se apodere de su carácter.
La ira es una respuesta biológica ante estímulos de los problemas de la vida en los que no se encuentra solución, por lo que no siempre es una mala conducta. Recuerde entonces tratar de buscar la mejor manera de superar y controlar el problema.
Cómo controlar la ira
Ante la presencia de alguna situación problemática, primeramente intente afrontarla con esfuerzo e intentando llegar a una respuesta, aunque sea momentánea, en lugar de que su estado anímico lo supere y busque el todo o nada.
Trate de no tomar decisiones o sacar conclusiones mientras se está enojado. Muchas veces esas decisiones son extremas e irreversibles; así que tómese su tiempo para pensar cada palabra que dice, y para escuchar las que dice la otra persona.
Intente siempre buscar el lado gracioso a una situación conflictiva. Aunque la ira se manifiesta en situaciones que consideramos muy importantes, no impide que nuestra mente sea capaz de alegrarse y la persona comience a reírse.
Si las discusiones son habituales, busque la manera de modificar esa rutina. Quizás las acciones durante el día son las causantes del estallido emocional.