Cada vez más mujeres aprovechan el poco tiempo libre del que disponen para elaborar sus propias mascarillas faciales en sus casas. De esta manera, también pueden ahorrar dinero en gastos de belleza personal. Al ser caseras, pueden optar por aquellas perfectas para cada tipo de piel (normal, grasa, mixta, etcétera). En esta oportunidad, presentamos una receta familiar, hecha a partir de miel y frutillas o fresas. Podemos aprovechar que ya estamos disfrutando de la primavera y se acerca el verano y las primeras fresas deliciosas comienzan a llegar. Será cuestión de apartar algunas y reservarlas para esta excelente máscara.
¿Cómo hacer una mascarilla de fresas?
Como ya he mencionado, los ingredientes serán entre cinco y ocho fresas naturales y frescas, más tres o cuatro cucharadas soperas de miel. Los beneficios que aportan estas frutas son numerosos y variados: sólo para nombrar algunos de ellos, limpian las impurezas, exfolian la piel, la dejan suave y radiante (pero sin el brillo graso molesto), remueven las células muertas, revierten los daños del envejecimiento ya que contienen muchos agentes antioxidantes, etcétera.
En primer lugar, debemos pisarlas y aplastarlas con un tenedor hasta formar una pasta blanda, a la que agregaremos la cantidad mencionada de miel. Después de revolver cuidadosamente con una cuchara, hemos de aplicarla sobre el rostro de manera pareja y uniforme y, luego de un período de diez o quince minutos, la enjuagaremos con agua tibia. Antes de comenzar, es fundamental, lavarnos las manos diligentemente, para evitar los agentes contaminantes peligrosos para la piel. Finalmente, secaremos suavemente con una toalla (apenas con golpecitos, no frotándonos el rostro).