Las semillas de chía se están popularizando de manera notable en poco tiempo, lo que se traduce en una gran alegría para la mayoría de los nutricionistas y otros médicos preocupados por la alimentación, porque son ricos nutrientes de rápida absorción y asimilación por nuestros organismos. Son bajas en grasas saturadas y no tienen colesterol. Se pueden consumir, por ejemplo, mezcladas con agua, jugo, zumo de frutas, batidos o algún otro alimento líquido como sopas, gelatinas o yogures bebibles. En algunos de países de América Central y también en México, se produce una bebida conocida como “chía fresca”, que incluye las ya mencionadas semillas de chía con agua, jugo de un limón y algunas cucharadas de azúcar para evitar que la infusión resulte un poco amarga. Es especialmente adecuada para las estaciones de primavera y verano, porque es muy fresca e hidratante.
¿Cómo consumir semillas de chía?
Recientemente, la siempre creciente industria de la panadería y la pastelería ha descubierto el potencial de estas semillas como ingrediente fundamental en la elaboración de panes, sándwiches, masas, bizcochos y demás, porque aumentan considerablemente el contenido lipídico, proteico y de fibra dietética de cada producto. Asimismo, podemos adquirir brotes tiernos de semillas de chía. Suelen ser recomendados a las personas de mayor edad porque son fácilmente digeribles y llenos de vitaminas y minerales. Pueden acompañar comidas como ensaladas (como si fueran un aderezo), lácteos, los cereales del desayuno, y demás. De todas maneras, siempre debemos recordar y tener presente que lo mejor es consumirlas en su forma natural, en lugar de hacerlo en forma de aceite o suplemento.