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Aprende a no tener miedo a la oscuridad

Seguro que cuando éramos pequeños, si echamos la vista atrás y recordamos esos momentos de niñez, podremos revivir ese pánico que teníamos a lo desconocido, a aquello que no podíamos comprender ni ver, a la oscuridad.

Es muy común tener ese miedo a la oscuridad cuando somos pequeños, el no poder saber que teníamos en frente nuestra y barajar la posibilidad de que fuera algo malo nos hacía temerla, imaginar que de ella podría salir cualquier cosa, aunque nunca llegaba a ocurrir nada.

Con el paso de los años ese miedo fue desapareciendo hasta que cuando somos adultos este desaparece del todo, aunque no en todos los casos.

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En aprendeme.com queremos enseñarte a no tener miedo a la oscuridad.

Cuando hemos hablado arriba de tener miedo a la oscuridad siendo adultos no me refiero a los casos extremos similares a nuestra niñez (que pueden ocurrir pero en casos más extremos), si no a un miedo que tal vez tenemos todos en muy poca cantidad y nos cuesta visualizar, aunque si forzamos un poco la mente lo encontraremos.

Muchos somos los que, cuando tenemos que levantarnos de noche para ir a algún lugar de la casa, recordamos aquella película de terror o algo que estaba escondido en nuestra mente y sale en ese momento, el menos oportuno. Esa sensación de inseguridad que nace en nuestro cuerpo, la tensión que se forma en la espalda y las piernas que nos hace querer andar más rápido… pero que en caso todos los casos lo evitamos pensando en que sabemos que no ocurrirá nada. Eso es miedo a la oscuridad.

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Para solucionar este terror solo hay que hacer algo muy sencillo, y es llamar al lado lógico de nuestro cerebro. Si pensamos en que algo puede salir de la oscuridad, tenemos que pensar en cuantas probabilidades hay de que ocurra… siendo realistas. Tenemos que saber que nunca ocurre nada de lo que estamos temiendo en ese momento, y con ello conseguiremos no caer en el pánico.

El sentimiento de tensión será inevitable si pensamos en dicha cosa, pero es mucho menor si usamos lo mencionado arriba.

Así que, si estás leyendo esto siendo un adulto, es algo normal que ocurra. Y si lo estás leyendo teniendo no tanta edad, es también natural que te ocurra. A todos les pasa aun que lo intentemos ocultar.