Uno de los conflictos personales con los que más se suelen enfrentar las personas en el día a día es en aquella lucha de titanes que se efectúa en ocasiones en nuestro interior, la lucha entre el orgullo y la razón.
Serán muchos los momentos en nuestra vida en la que alguien haga algo que nos mosquee y que nos haga coger cierta tirria o recelo a dicha persona… cosas que incluso nos hagan tener que replantearnos seriamente si perdonarle o no dicha acción.
Aquí, en aprendeme.com queremos enseñarte a perdonar.
Antes de nada tenemos que decir que las situaciones en las que decidir si perdonar o no son casi infinitas, las circunstancias, los conocimientos de causa y el momento exacto de lo ocurrido variaran radicalmente la situación que debas de tomar. Pero aun así queremos orientarte levemente.
En primer lugar te tienes que fijar en la intención de dicha persona, si lo que ha hecho lo realizó intencionadamente y si además de ello sabia el daño que te ocasionaría. Si era cociente de todo y aun así le dio igual es un buen punto para orientar la opción del perdón a algo negativo.
En segundo lugar has de mirar el “beneficio” que te otorga el no perdonar a dicha persona o sí hacerlo. Si al no perdonarle consigues algo físicamente o mentalmente, una sensación buena en tu interior y demás, es algo positivo para no perdonar. Pero en el caso de que no logres conseguir nada con ello, e incluso algo negativo, deberás de plantearte perdonar a la persona y dejar de lado el orgullo cuando no sales beneficiado.
Por último, deberás de pensar en esa persona, en que consigue con tu enfado. Si es un amigo y por tu cabreo él está mal has de pensar seriamente si te compensa, de la misma manera que si es el caso contrario.
Haciendo una balanza con estos tres puntos haz de ser capaz de saber si perdonar a alguien o no. Desde un punto de vista personal, soy de los que opina que el perdón debería de estar siempre en nosotros, ya que es lo que a nosotros nos gustaría recibir y no podemos esperar algo que no somos capaces nosotros de realizar.
Pero cada forma de pensar es única, y debes de encontrar la tuya.
