La conducta de los niños y adolescentes en la actualidad es muy rebelde y esto puede ser debido a que los padres nunca les pusieron límites desde pequeños, es decir crecen sin una disciplina, sin educación y sin saber que es el respeto, por ello es importante que se eduque a los hijos desde la infancia, poniéndoles limites, reglas, para que estos cuando crezcan pueda respetar a las otras personas, distinguir claramente lo que deben y no deben de hacer, así como también lo que está bien y mal, al hacerlo podemos proteger de muchos de los riesgos de la vida diaria actual, como adicciones, comportamientos delictivos, embarazos no deseados, incluso hasta de la muerte por venganzas o accidentes automovilísticos, así que hay que enseñarlos desde pequeños a cumplir normas, a tener orden y a respetar a los demás, los límites enseñan a organizarse y a tener buenos hábitos que serán de gran valor para toda su vida, por ello en esta ocasión vamos a aprender a ponerles limites a nuestros hijos.
¿Qué es un límite?
Un límite es una frontera o norma que se le impone a la conducta de alguien, permite delimitar, organizar y proteger a la persona de problemas, peligros o riñas futuras, es importante para el desarrollo y evolución de ésta ya que le aporta seguridad en sí misma.
Consejos para ponerles límites a tus hijos
Primero que nada se debe de establecer un lazo de confianza y buena comunicación entre padre e hijo, para que cualquier problema que se llegue a detectar pueda platicarse y llegar a una solución, siempre con respeto, sin dañar la autoestima del niño o adolescente, se deben poner los limites sin que se sienta humillado, ridiculizado o ignorado.
Los límites deben ser claros y concretos, es decir, asegurarse de que el niño o adolescente entienda la regla y pueda cumplirla, siempre centrándose en lo que queremos que haga o deje de hacer, por ejemplo, si es uno de esos niños que interrumpe cuando se está hablando con otra persona, ponerte siempre a su altura, es decir si es un niño, ponte en rodillas y mirándole a los ojos dile tranquilamente y en forma cariñosa, “Mi amor, o como le digas de cariño a tu hijo, en este momento no puedo atenderte, estoy ocupado, espera a que termine de hablar, no debes interrumpir cuando hablo con otra persona, permíteme terminar y te atiendo, si, gracias”, en lugar de decirle, “no estés molestando”, “compórtate como un niño mayor” o cualquier otra frase que pueda dañarlo emocionalmente.
Si tu hijo es adolescente y quieres establecer horarios de llegada, debes de ser concreto, por ejemplo decirle, “Hijo o hija, vuelve a casa antes de las 10 p.m.”, esto es más adecuado que solamente decirle, “Vuelve temprano”, “No llegues tarde” o “Vuelve pronto”, si se cree que el adolescente puede saltarse la regla de hora de llegada, es bueno recordarles la consecuencia que puede tener el no cumplirla, por ejemplo, “Ya sabes que si llegas más tarde de las 10 el próximo viernes no podrás salir”.
Y sobre todo al imponer la regla y consecuencia, hay que hacer cumplirlas, si el hijo no la cumple, hay que aplicarle la consecuencia, ya que si no lo hacemos perderemos autoridad frente a ellos, haciéndoles creer que pueden hacer lo que quieran que al cabo no les llamamos la atención ni cumplimos con la consecuencia por sus actos.
Espero les sean de gran ayuda estos consejos y los apliquen para que sus hijos tengan disciplina y una buena conducta.